EL OASIS Y GRECIA (Ahora que se acercan elecciones)
A veces, una imperceptible corriente subterránea emerge y crea una fuente. Y ésta, en pleno desierto, genera un oasis donde vivir decentemente. Mientras tanto, por los arenales circulan camellos, caballos y algún burro, endureciendo y haciendo estéril el suelo.
Aquí puede suceder algo parecido. De una corriente que surge en mayo del 1968 y resurge en el 2011, aparecen pequeñas fuentes de ilusión que generan a su alrededor ámbitos de convivencia alternativos: solidaridad, creatividad, sostenibilidad, abonan el crecimiento de cooperativas, intercambios, economía justa y ecológica, o puesta en valor de los barrios donde cada vez más gente (pero aún así, ínfima minoría) intuye que puede vivir sin pringarse de neoliberalismo.
Pero, ¿y los beduinos? (dicho sea con todo respeto hacia la etnia del mismo nombre). Con menosprecio a cualquier alternativa, siguen pisoteando derechos y secuestrando nómadas, poniéndolos a su servicio con el palo del paro y la zanahoria del consumo. Con manifiesta codicia y ausencia de futuro, siguen ensanchando el desierto.
Pero no todas las tribus son iguales. No todos los cuadrúpedos pisan igual. En la inevitable interacción entre el sombreado oasis y el inhóspito desierto, los habitantes del primero debieran saber distinguir los asaltantes de caravanas. No es previsible que ninguno de ellos apueste por irrigar todo el desierto, creando un vergel social. Pero no será lo mismo optar (o sea: votar) por quien arrasa sin miramiento, que el que permite con sus leyes algún mínimo huerto adicional, alguna acequia que conduzca agua de libertad hacia el precario paraíso, consolidándolo. Pero atención: acequia de deberemos ir cavando con esfuerzo, día a día.
No será definitivo, no será lo soñado, pero sí será una ayuda. Y siempre mejor que permitir, por acción u omisión, la invasión del bárbaro que intenta devolvernos al yermo perpetuo. El ejemplo de Grecia lo deja claro: No quieren su dinero, que de todas formas ya han arramblado; quieren su servidumbre, quieren humillar y poner bajo la bota, no sólo de sus intermediarios, mediocres políticos obedientes como Schulz, Merkel, Rajoy o Mas, sino principalmente de la restringida oligarquía oculta, anónima, que lo quiere todo, incluida la dignidad; y lo quiere ahora.