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PARTICIPAR HOY – Citas breves

Se ha escrito y se hablado poco de los factores concretos que pueden convencer a cada ciudadano o ciudadana de participar en un colectivo político, cultural, deportivo, vecinal, cívico o reivindicativo. Y, menos aún, de los elementos que frustran esa participación, que llevan al fracaso en los propósitos de ese colectivo, que limitan sus dinámicas hasta el aburrimiento o la deserción. (Página 15, PRÓLOGO)

 

Uno descubre en estas páginas numerosas claves aportadas desde la experiencia en la participación. Se trata de 16 PARTICIPAR HOY herramientas que pueden aportar tanto al colectivo que pretende convertir a los mirones en activistas, como a ciudadanos que mil veces se han planteado participar en algo sin terminar de hacerlo; o a tantos hombres y mujeres que dudan a la hora de elegir en cuál de los numerosos proyectos de un mismo ámbito pueden sentirse más cómodos, recompensados o satisfechos (Página 16, PROLOGO)

 

Se puede considerar la participación como la culminación del proceso de experiencia-conciencia-actitud-participación, con la esperanza de que dicho esquema signifique una cierta continuidad en la actividad, potenciada al estar arropada por un colectivo. Pero si, como parece, la experiencia viene a menudo ya dopada desde el inicio, los frutos que surjan de este caldo de cultivo pueden no ser los realmente deseados (Página 35)

 

Para una entidad que perciba la existencia de posibles nuevos participantes y quiera influir para que den el paso y se involucren, es decir, para que participen, un primer problema es salpimentar el mensaje sustancial para conseguir que destaque entre tanto guiso. (Página 42)

 

Toda participación es un compromiso. Por leve o corto que sea, el compromiso implica poner de nuestra parte en un cesto colectivo y, por lo tanto, alterar el contenido global, creando así expectativas en los demás participantes. (Página 79)

 

Un pequeño aire de esperanza soplaría si, mediante la gestión de los colectivos, se pudiera inclinar la balanza de los esporádicos, de los que participaron pero que ya no lo hacen, incluso de los mirones que dudan. (Página 80)

 

¡Cuánta lucha vecinal, cultural y asistencial, habrá caído en crisis al dedicar muchos de sus miembros los limitados esfuerzos a ámbitos de objetivo irrealizable, en detrimento de logros duros pero asequibles! (Página 110)

 

Estas fases del engranaje grupal necesitan estar engrasadas para que el conjunto funcione, por ejemplo, con objetivos claros y asequibles. El desajuste de la estructura es una de las causas de abandono que más duelen cuando no se relaciona con el objetivo, sino con el funcionamiento. (Página 131)

 

Un aspecto importante que no siempre se valora es la relación entre el aporte y las necesidades del colectivo. El ajuste, que requiere de una buena dosis de ecuanimidad por parte del participante, a veces no se lleva a cabo, puesto que no coinciden la motivación que le induce a aportar con lo que realmente necesita el grupo (Página 149)

 

En el más lúdico o despoblado de los colectivos, siempre es interesante tener presente quién hace qué, a lo que, para el buen tono democrático, cabe añadir la transmisión a la masa social del por qué se ha hecho, y también por qué no se ha hecho o por qué se ha hecho parcialmente. Un buen funcionamiento de la transparencia permitirá el aprendizaje para enfrentar futuros retos, lo que implicará un ahorro de energía y de recelos entre los participantes. (Página 156)

 

La participación tiene múltiples facetas, así como niveles de intensidad, compromiso y efectos en la sociedad. La participación atañe al ciudadano común y a la causa de más enjundia, y presenta un camino, un trazado. Desde el impulso inicial necesario para informarse, concienciarse y dar el primer paso, a cada momento el participante encuentra rellanos donde acomodarse, excusas para deshacer el camino o desvíos y laberintos donde perderse sin posibilidad de aportar su esfuerzo a un objetivo común. (Página 217)