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El punto bajo la I: 15 M: Feliz aniversario.

Comentarios (punto) en el 8º aniversario del 15M, a raiz del excelente artículo de InfoLibre (la I):

Ocho años del 15M: qué queda del movimiento social que hizo saltar por los aires el tablero político del bipartidismo

Un par de consideraciones sobre el fenómeno 15M a día de hoy:

Primera: Muy escaso eco en los medios convencionales. Es de agradecer que, al menos InfoLibre, se lo haya currado y nos ofrezca un amplio análisis, con aportaciones de relieve.

Segunda: La distinta velocidad a la que evolucionan la sociedad y la política. La influencia del 15M, la sacudida social que significó y sigue significando, ha llevado a romper con el bipartidismo. Sin embargo, la ley electoral actual, diseñada para favorecer el bipartidismo, no se ha adaptado para ofrecer una mayor representatividad a la vez que para facilitar acuerdos entre fuerzas.

Los partidos tradicionales se movían cómodos en una ley que daba al clientelismo rural una sustanciosa prima de influencia. Hoy en día, significa el reducto de resistencia de estos, puesto que si bien en el ámbito urbano, más anónimo, con más recursos sociales, se van afianzando apuestas alternativas, en los pueblos y ciudades pequeñas, el amiguismo, el miedo a la exclusión social, la famosa espiral del silencio tan bien descrita por Noelle-Neumann, cierra las puertas a un mínimo de implantación de opciones que no utilizan tan viejas argucias para general servidumbre.

Sucede un fenómeno inverso al de la sociedad de consumo. En ella, los avances tecnológicos avanzan, deprisa-deprisa, para conseguir más ventas, la obsolescencia de aparatos aún plenamente útiles, mientras que gran parte de la sociedad no puede seguir el ritmo alocado de los nuevos gadgets. En política, fue la sociedad la que se dio cuenta de las arenas movedizas en las que se iba convirtiendo la perpetuación bipartidista, y avanzó, mientras que las leyes que debieran ir reflejando la evolución de la sociedad, adaptándose a los nuevos tiempos, han permanecido ancladas en el pasado.

El pluripartidismo ha venido para quedarse. Es de desear pues que, posiblemente gracias a los nuevos protagonistas, se realice un aggiornamento de las reglas políticas, empezando por la imprescindible revisión de la Ley electoral y, ¿por qué no?, de la Constitución. ¿Manos a la obra?

Antoni Cisteró