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TODOS A LA CALLE

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¿Pensiones? ¡Claro! ¿Machismo? ¡Seguro! ¿Educación pública de calidad? ¡Faltaría más! ¿Listas de espera en Sanidad? ¡Hombre! ¿Paro, trabajadores “pobres”? ¡Es intolerable!… Y así hasta un horizonte donde la niebla mediática y la pereza visual nos hacen difícil ver la nueva Edad media a la que nos están llevando.

Y pregunto: ¿Y por una Justicia igual para todos, saldrías a la calle? Los labios, inferior sobre superior, indican duda. ¿Y por la Constitución? Miradas desviadas, hombros que suben y bajan. Es complicado. ¿Alguien la ha leído? No existe la percepción de que ella, concretamente, nos afecte demasiado. Y no es verdad. Una Constitución es el eje donde pivotan los poderes del pueblo y del gobierno. Hasta ahora éste lleva la iniciativa, recortando por todas partes y en profundidad, mientras aquél grita un día y por una causa puntual.

Volvamos a la interminable lista del principio. ¿De qué hablamos? De poder. Del exceso de poder de una oligarquía que utiliza al gobierno, y en buena medida a las Cortes, para estrangular las capacidades de una ciudadanía, que ve, indefensa, como se le van reduciendo progresivamente sus derechos. Y ello en áreas muy diversas, algunas apenas perceptibles pero de efecto demoledor. ¿Podría ser esta amplitud y variedad de la regresión el principio de una verdadera confluencia de los movimientos que consiguieran invertir las relaciones de poder, hoy tan decantadas hacia la derecha más rancia?

En mi libro Confluyendo[1], hacía la distinción entre tres tipos de reivindicaciones: las de reacción (las que nos afectan directamente i nos empujan a salir a la calle, como las de estos días), las de proceso (las que de cumplirse nos llevarían a una situación más justa, como la propia justicia o la fiscalidad), y las marco (que las engloban a todas, como puede ser la Constitución). Las analizo y veo las  coincidencias en los programas de partidos y colectivos sociales y sobre la relación que les une. No se puede conseguir un sistema de pensiones digno (reacción a una injusticia) sin una fiscalidad más justa (¿se llenarían las plazas reclamando un proceso recaudador más ecuánime?, pero ésta no se puede establecer sin una justicia menos comprensiva con los poderosos, y todo ello no tomará cuerpo si no se acoge bajo el marco de una Constitución que lo garantice y lo haga cumplir.

Si, algún día ha de llegar en que quién reclama los derechos de la mujer vaya a la manifestación de los pensionistas,  que quién quiere una enseñanza pública de calidad vaya codo con codo con el que reclama un medio ambiente más limpio. Porqué todo está conectado, todo forma parte de una ola, de un tsunami neoliberal que solo juntos podremos parar.

I será yendo junto cuando adquirirán verdadero relieve aquellas reivindicaciones básicas que no son mediáticas pero sí imprescindibles, que no llenan plazas pero que afectan a toda la ciudadanía, como la Constitución. Alguna voz empieza a susurrar su revisión, pero sería sumamente peligroso afrontarla sin un mínimo de cohesión entre los que queremos un mundo mejor, más justo y solidario, y para todos.

Os invito a visitar la web httpw://reivindica.com/principal-reivindicaciones/,  para más detalle. Muchas gracias.

VERSIÓN EN CATALÁN

[1] Confluyendo. –¿De qué hablamos cuando hablamos de confluencia?. Llibres a mida. Barcelona, 2015. Que puede bajarse gratuitamente en el enlace.