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LA CLASE DE LOS DAMNIFICADOS

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Una muy agradable e interesante charla en Alforja (Tarragona), con un parlamentario catalán (PSC -Ferran Pedret) y un exparlamentario (Comunes – Lluís Rabell), presentados por Diana Salvadó, sobre “POPULISMOS, EXTREMA DERECHA Y EUROPA”. Es una lástima que la opinión de estas personas bien informadas, correctas y didácticas no haya atraído a más personas. El tema lo merecía: Los populismos son una amenaza en todo el mundo y ningún rincón se escapa de las astucias de alguien que, sediento de votos, toca la fibra más sensible para conseguir adhesiones acríticas.

Surgió el tema de la crisis de las clases medias, como uno de los orígenes del problema. Me permití intervenir para comentar mi punto de vista: Hoy en día no hay conciencia de clase según el concepto tradicional. El obrero, el asalariado (cada vez con menos estabilidad), a menudo no conoce la otra vertiente, donde se generan las desigualdades que sufre. El poder económico, hoy, es anónimo, invisible; a lo sumo conocemos a los intermediarios, aquellos que antes se denominaban esbirros. ¿Y que conciencia de clase pueden tener los autónomos que trabajan más horas de las que muestra el reloj, o los que tienen contratos precarios y temporales, trabajando en pequeñas empresas a quién un subcontratador ha subcontratado, y siempre con el miedo de ir a la calle?

Mi teoría es que el punto de confluencia no es sólo el contrato laboral y la eventual explotación que supone (que también), sino el cúmulo de recortes en los ámbitos del bienestar social. Quizá aquí es donde surge la crisis de los sindicatos. La viuda de pensión precaria que está esperando hace un par de años que la operen, la pareja que no encuentra escuela pública para sus hijos, los dependientes que no cobran lo que les han prometido… no tienen conciencia de clase (o al menos, de la misma clase). Aun está por surgir la “conciencia del damnificado”.

LA VERDADERA LUCHA HOY ES ENTRE «DAMNIFICADORES» (LÉASE RECORTADORES Y LOS QUE SE BENEFICIAN DE ELLO) Y DAMNIFICADOS.

Miremos la fotografía aparecida en El País del 24.2.2019 (de Lluís Gené. AFP). Alrededor de las grandes fortunas que genera el negocio digital, unos operarios de montaje (muy posiblemente subcontratados y temporales, con los ingresos en función de las horas), se cruzan con los primeros participantes en el Mobile World Congress (muy posiblemente también con sueldo mileurista, en prácticas o becarios casi gratuitos). No se miran, no comparten nada, ninguna conciencia de pertenecer a una clase mínimamente homogénea.

Quizá si algún día coinciden en la cola del INEM, o de un Centro de Salud donde le médico les dedicará a lo sumo cinco minutos, o en la búsqueda de una escuela o de una residencia para su abuelo, vean entonces que tienen algo en común.

Las reivindicaciones son el punto de encuentro. Solo agrupándonos alrededor de ellas conseguiremos suficiente fuerza para revertir los retrocesos que no cesan.

A quién quiera profundizar más en el tema, le invito a visitar mi blog: https://www.reivindica.com/principal-reivindicaciones/  o leer mi libro CONFLUYENDO -¿De qué hablamos cuando hablamos de confluencia?, que se puede bajar gratuitamente en:  https://www.reivindica.com/confluyendo/